Lo que la fotografía me enseñó y yo aprendí

Lo que la fotografía me enseñó y yo aprendí es que la fotografía esta tan relacionada con los negocios y el marketing que todas las habilidades que se adquieren al desarrollarse como fotografo son aplicables a la vida personal y profesional.

Hoy, me gustaría compartir con un ustedes una reflexión que vengo masticando hace algunos meses. Y no es una reflexión solo de auto-descubrimiento, sino también de innovación, eficiencia, y belleza en lo cotidiano.

FotoyVino.cl y CPas.cl

En el año 2008 inicié mi primer negocio formal; una agencia de forografía. El concepto era sencillo, combinar la técnica con el ojo estratégico del marketing. Quería hacer fotografía impactantes y que entregaran el mensaje desde mi punto de vista que no siempre (ni usualmente) es el que comparte la mayoría de las personas.

En 2013 se une el vino al negocio de la fotografía, y nace fotoyvino.cl, la comibnación de todo lo que tiene que ver con fotografía para la cultura del vino, gestión de negocios, apoyo administrativo, y por supuesto, Marketing.

Con el correr del tiempo y una pandemia de COVID después, creé mi segundo negocio: Consultora de Comunicaciones, Planificación Estratégica y Marketing con especial foco en el vino.

Y durante los últimos 3 años he buscado la manera de hacer coincidir bajo un mismo paraguas, las gestiones de fotografía, vino y marketing.

Hasta que lo entendí.

Lo que la fotografía me enseñó y yo aprendí

Existe una serie de habilidades que se desarrollan a traves de la fotografía que permiten entrenar la mente y el cuerpo y que te hacen ser un mejor fotógrafo. Pero lo mas importante, es que muchas de esas habilidades son aplicables a todo ámbito de la vida. Y yo lo hago con mi vida y con los negocios.

La fotografía me enseño a encontrar los elementos que deben ir en una imagen, a imaginar cómo se verá una foto. La decisión de que elementos dejar fuera, que elementos combinar con otros, decidir si el impacto visual será el protagonista o si debemos mejorar algun aspecto de la escena para tener el resultado esperado.

La fotografía me enseñó y yo aprendí la importancia de la visión y no solo como una imagen futura deseada, sino como la brújula que guía cada decisión, cada acción y cada innovación.

Otro aspecto importante que la fotografía me enseñó fue a concentrarme en lo que es más importante. Los fotógrafos debemos reconocer rápidamente al sujeto de una escena. Debemos aprender a identificar quién será el protagonista de la imagen y muchas veces el que parece más importante, no lo es realmente.

La fotografía me enseñó y yo aprendí a enfocar en lo relevante y en donde se agrega valor con el trabajo realizado. 

La paciencia y la perseverancia también lo aprendí al dedicarme a ser fotográfa. No siempre están las condiciones de luz y hay que esperar horas específicas para tener las imágenes. Hay muchos ejemplos en la web de fotografías que tomaron 1 año obtener porque había que esperar el momento adecuado. A la mente se me viene un documental en Netflix que realata la historia de unos fotográfos y audiovisualistas que capturan imagenes de vida silvestre. El documental muestra cómo los fotógrafos literalmente se van a vivir durante meses a esperar el momento perfecto. Hasta tenerlo. Si eso no es cultivar la paciencia, no se que lo será.

La fotografía me enseñó y yo aprendí a que todo llega en su momento sobre todo si tenemos la voluntad de tener paciencia y perseverancia.

 

La fotografía y el marketing

Si bien se “siente” una fuerte conexión entre el marketing y la fotografía, es necesario explicarla desde la vereda del creador.

Tanto la creación de los planes estratégicos de marketing y la creación de una imagen tienen el mismo objetivo: ENTREGAR UN MENSAJE por medio de la combinación de elementos propios de cada disciplina.

La composición fotográfica consiste en elegir cómo combinar los elementos que ya determinaste como importantes y decidir su ubicación dentro del encuadre. Además, debes decidir si vas a usar un ángulo u otro. Cada ángulo tiene su propio significado frente a la percepción de quien lo ve.

Por ejemplo, los ángulos desde abajo hacia arriba, entregan una connotación de que el sujeto es importante, tiene poder o autoridad, es decir, lo engrandece. En cambio, un ángulo “a nivel” de los ojos, genera una sensación de cercanía con el sujeto y por eso este ángulo se usa mayormente en retratos.

Con las estrategias y el marketing es lo mismo. Se deben encontrar los ángulos de cómo se quiere entregar el mensaje y qué se quiere lograr. Y tan importante en la foto como en el marketing es conocer a tu audiencia, porque eso va a determinar qué o cuál ángulo uso. Se deben tener ángulos diferentes para públicos diferentes. Hay novias que quieren fotografías muy tradicionales y hay otras que buscan un look mucho más “fashionista”. Si no comprendo qué estilo es la novia a la que le estoy ofreciendo mis servicios, puedo perder el negocio por mostrar “los ejemplos” incorrectos.

Pero encontrar la combinación fue una gran aventura de ensayo y error. Hasta poder “sentir” que los elementos están correctamente combinados.

La fotografía me enseñó y yo aprendí que conocer a tu audiencia te va a llevar a encontrar la combinación de elementos para lograr entregar los mensajes correctamente.

 

La fotografía y el vino

Una de las combinaciones que más me gusta es la fotografía y el vino. Definitivamente son dos áreas que van de la mano. La fotografía “enológica” tiene muchisimos elementos super atractivos para componer. Las hileras de las parras, los pasillos con los tanques de acero inoxidable y las filas de barricas, entre otros, pueden aportar profundidad de campo, dirección o flujo a la imagen. Por otro lado, las copas -vacías o llenas-, las botellas, el vino siendo servido en la copa, los accesorios, aportan el punto de interés, el impacto visual o más detalle.

Cada experiencia “eno” es distinta. Todas las viñas tienen un toque que los distingue. Tal vez esas viñas ni siquieran lo hagan de manera intencional, pero todas muestran su propuesta de valor en sus bodegas. Y cuando lo descubres, las fotografias tienen “sabor” a esa viña.

Pero, ¿cómo hago que mi fotografía sea distinta a la del otro, si todas las uvas son “iguales”, o todas las parras se ven igual? Al igual que desarrollar la disciplina de la fotografía aporta muchas habilidades para aplicar en otras áreas, el marketing también me enseña cosas que pongo en practica cuando saco fotos. Por ejemplo, debido a mi formación profesional, conozco los elementos que una empresa va a querer destacar de si misma para comunicar sus valores, negocios, etc. Así que al momento de llegar a un lugar a fotografiar, detecto mentalmente aquellos elementos y los analizo. Además, he desarrollado ciertos sistemas de organización para poder desarrollar un flujo correcto de trabajo, como por ejemplo el uso de CRMs para mantener organizado a mis clientes y sus portafolios.

La fotografía me enseñó y yo aprendí que también puede ser complementada con otras disciplinas aunque parezcan lejanas.

 

Maridando

Imaginémonos por un momento que la vida es como una de esas sesiones fotográficas donde, por más que lo intentes, el modelo no deja de parpadear o la luz decide desaparecer justo cuando ibas por la toma perfecta. O quizás, como cuando estás intentando catar ese vino que todos dicen que sabe a “frutas rojas maduras con un toque de vainilla”, y tú solo estás ahí, preguntándote si en realidad sabes a qué sabe una vainilla “no madura”. Ahí es donde el humor, la paciencia y un poco de autenticidad entran en juego.

En este viaje, tanto personal como profesional, he descubierto que la clave no está solo en dominar el arte de la fotografía, el encanto del vino o los entresijos del marketing, sino en cómo mezclas esos ingredientes en tu propia copa de la vida.

Ahora, no me malinterpreten, no estoy diciendo que deberíamos tomar la vida como una eterna degustación de vinos o una sesión de fotos sin fin. Aunque, pensándolo bien, no suena tan mal. Lo que realmente quiero decir es que, al igual que en el marketing, donde cada campaña busca resonar con su audiencia, o en la fotografía, donde buscamos capturar ese momento único, o incluso en el vino, donde cada sorbo cuenta una historia, nuestra aproximación a la vida y al trabajo también debería ser así: personal, única y con un toque de humor.

Porque al final del día, si no podemos reírnos de los momentos en que la vida decide ser más impredecible que lo habitual, ¿qué nos queda?

Así que, queridos lectores, sea que estén leyendo esto buscando inspiración, una risa, o quizás solo evadiendo un poco el trabajo, quiero dejarles esta copa llena de reflexiones: la vida es una serie de momentos inesperados, sesiones improvisadas y catas a ciegas. La belleza está en cómo elegimos componer esos momentos, en encontrar el equilibrio perfecto.

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